11 de marzo de 2011

Por las mañanas

Copo,
Yo tengo un problema gordo con esto de la inspiración: sólo me da cuando es la puñetera hora de irme a dormir. Y claro, son las 12 y media de la noche y aquí estoy, escribiendo como una pardilla. Y por las mañanas pues pasa lo que pasa, que no hay quién me levante... Y es que me suena el despertador a las 7:30 de la madrugada y me acuerdo de Copo, de su madre y de todo el vecindario si es preciso. Pero bueno, tampoco me quejo porque desde que he retomado mi vida universitaria (dejando atrás esa de alumna en prácticas) no madrugo a penas. Y es que para colmo el nuevo chalet de la compi está cerquísima de varias paradas de autobús que me llevan a la uni en menos de lo que canta un gallo y pasan con cierta frecuencia (amén). 

La cuestión es que a mí eso me va de perlas. Cada mañana me levanto exactamente con 35 minutos de margen antes de salir de casa. 20 los uso para remolonear y el resto para vestirme y tomarme un café como las balas. En lo de vestirme no hay impedimentos... bueno, no suele haberlos. A veces a la compi le da una especie de menopausia o algo y pone la calefacción a 5 grados. Toma esa. Y a ver quién es el guapo que sale del edredón de ositos para enfundarse los tejanos y la camiseta (porque eso de abrigarse está prohibido, que en la uni tenemos un aula poco menos que una sauna). 

Después intento desayunar. Y eso sí que es un reto. Y es que la compi, sea la hora que sea, se ha levantado antes que yo y se está tomando su tostada de rigor con la misma parsimonia con la que cualquiera se comería un cocido. Y claro, si la señora se pone ahí a acaparar la cocina-pasillo que tenemos, a ver quien es la ninja que llega hasta la Nespresso.

Total, que una vez consigo tomarme el café,  enfundarme mi chaqueta, ponerme la mochila y me disponerme a salir, probablemente la compi me pedirá que baje la "borsa" de basura. Las bolsas de basura de la compi no son como las bolsas de basura del resto de los mortales, oh no. Sus bolsas de basura son tamaño pin y pon y acostumbran a estar a medias así que yo empiezo a olerme que lo hace para fastidiar, ahí queda eso. 

Y cuando consigo desayunar, salir de la torre y tirar la basura aún me queda lo peor: subirme en el autobús que nos lleva a todos los universitarios a la uni. Más de un día me he quedado en tierra porque no había forma humana de subirse ahí. Es más, hoy he pasado el trayecto al ladito del conductor, abrazada a la máquina de picar el billete con todas mis fuerzas (tanto que el galán se hubiese puesto celoso, ojo) y siendo la encargada de validar los billetes que me iban pasando los humanos aplastados como yo... ojú, qué responsabilidad la mía. 

Y todo esto y mucho más ocurre por las mañanas...


P.D.: George Clooney le saca 6 años a mi padre. Que me lo ha dicho Wikipedia. 

4 comentarios:

  1. Ojalá viniera con la cafetera y fuera el quien nos sirviera el café!!....yo cambiaría de cafetera!!! ;D

    ResponderEliminar
  2. Hola Copo, perdona la familiaridad, soy el padre de Cristina del blog: cristinaysumundo, muchas gracias por visitarlo y por quedarte.
    Me ha gustado mucho el tuyo, pasaré a leerte siempre que pueda. Un abrazo. Fernando.

    ResponderEliminar
  3. jajajaj ya ves, vaya odisea la de tus mañanas!! Te entiendo perfectamente en lo del autobus, cuantos viajes habre hecho yo asi.. es lo peor!!! jajaj la compì tiene actitudes sospechosas eh? yo no digo nada!!! besitos

    ResponderEliminar
  4. Cartafol, para mí es muy yayete... Jajaja

    Fernando, ¡encantados! Tienes un blog precioso y es un placer recibirte por aquí.

    Rocío, la vida universitaria es muy dura, chica.

    ResponderEliminar

¿Y tú qué le dices a Copo?