24 de septiembre de 2015

El regreso

"Por lo demás, voy asumiendo poco a poco la inauguración de mi último curso universitario en compañía de la compi. Ya os iré contando nuestras batallitas entre tules de novia, reportajes de boda y búsquedas de piso. Ojú, qué añito nos espera." 

Qué fuerte, qué fuerte, qué fuerte. Hace exactamente tres años y cinco días que escribí en este blog por última vez. Muy fuerte. Yo que ya había cerrado a cal y canto esta etapa, aquí me hallo, ante la posibilidad de quitarle el polvo a este diario y retomarlo como aquella dulce jovenzuela que lo empezó. Increíble, pero cierto. 

A veces recibo mensajes de gente preguntando qué fue de mí, que por qué no escribo. Esto queda muy de artista trasnochada pero es tan cierto como que me llamo Alba. Dejé de escribir  porque el último año de mi vida universitaria fue una auténtica locura: Estudiaba, trabajaba en mi proyecto final de carrera, diseñaba nuestra boda, buscaba vestidos de novia que no me obligaran a vender ningún órgano vital para poder pagarlo (y no fuera de la década de los 90, que fue una época muy mala en lo que a moda se refiere), buscaba un piso medio decente en el que poder cohabitar con el galán e intentaba convivir con la compi, lo cual no era moco de pavo. Al final, todo junto y revuelto fue un cóctel molotov que me llevó a tener aspecto de indigente y un herpes en la cara. 

Abandoné a la compi, reformamos nuestro piso (el cual digievolucionó de cuchitril lleno de basura a pisín mono), nos casamos por todo lo alto y volvimos de nuestra dulce luna de miel (por el amor de Dios, me acaba de dar hiperglucemia) me encontré con una vida por montar. Así, tal cual. No teníamos muebles, todas nuestras cosas estaban en cajas y justo empezaba un trabajo nuevo (dos, para ser más exactos). En esa época nos hicimos famosos en el bloque (más) y me daba la risa floja llamar al galán marido. Era una niña dulce e inocente con veintidós años recién cumplidos, no me juzguéis.

Cuando tuve un escritorio medio en condiciones y dejamos de robarle internet a los vecinos me dio apuro escribir... ¿y ahora qué cuento yo? ¿después de tanto tiempo? ¿una chica mujer casada hecha y derecha puede tener un diario como este? La verdad es que dos años después de hacerme todas esas preguntas aún no las sé responder. Así que vamos a ponernos a ello:

Hola me llamo Alba y este es el diario de Copo...

¡Bienvenidos!


2 comentarios:

  1. Cuando he visto en mi lista de blogs nossécuántas actualizaciones de "el diario de copo" he pensado que, como se había medio desconfigurado, se había restaurado él solo. Y Fin. Como además, la frase de la última actualización era sobre tu último año universitario (ahora veo que era un copia y pega... jaja) pues confirmó mi teoría...
    Pero oye... en un ataque de curisidad, terminé pulsando y... ¡¡¡NOOOOOOO!!! jajajaja ¡¡¡Es verdad!!! ¡¡¡¡ES UNA NUEVA ENTRADA!!!!
    Menos mal que desde entonces, aunque hayan sido pinceladas, he sabido algo de ti.

    Ahora mismo solo puedo decir... ¡¡¡VUELVEEEEE!!! Se te ha echado muchísimo de menos por la blogosfera!!!!

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    1. Lamento que se hayan publicado tresmilquinientas entradas... a mí me pasó igual (me sigo a mí misma por feed, una vergüenza!).

      Pero sí... ¡¡he vuelto!! Aún no sé de qué voy a hablar pero he vuelto! Mi chico me lleva animando desde hace mucho y no me lanzaba... y al final ha sido así, en un impulso!

      Gracias por tu recibimiento, bonita!

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¿Y tú qué le dices a Copo?